domingo, 4 de abril de 2010

Handshake

Una caja de Kleenex después y con la nariz a punto de caerse, he vuelto, tal como lo dijo Jesús. Sigo en calidad de moco con patas pero esta vez decidí quedarme en mi casa a descansar y aprovecharé para escribir un poco más. Estos días me he puesto a pensar en el tradicional saludo de manos con desconocidos. ¿Cuándo se da la mano? ¿Cuándo se besa la mejilla -que ni es beso sino un choque "polite" de pómulos-? ¿Quién comenzó con la aberrante combinación de las dos anteriores?

No me malinterpreten pero estos días que he tenido la excusa perfecta para saludar a todos desde una cómoda posición y con un simple movimiento de mano, me he sentido más relajada. No me tengo que acercar a gente desconocida, fingir una intimidad inexistente, pegar mi mejilla a la suya y decir "mucho gusto" cuando en realidad ni le pregunté su nombre ni le dije el mío. Yo siempre me he rehusado a esta costumbre pues me parece más acertado un apretón de manos (sí, con riesgo de sonar como un varón tradicionalista): es menos invasivo y más formal, por no decir limitante.

El problema es cuando le das la mano a alguien y sientes algo como esto...


Sinceramente me desagrada muchísimo darle la mano a alguien que parece que en vez de tener una, igual a la mía, tiene un pez muerto. Es una mezcla entre humedad y "aguadez". No no no, ¡muchachos! ¡Si se da la mano se debe dar un apretón firme! Y no me refiero a fuerte, porque hay personas que luego exageran y parecen intentar romperte la mano, sino a una presión moderada y firme. Eso puede decir mucho de uno.

Luego esta el asunto de la higiene, claro. Para mí, existen tres situaciones donde NO es plausible un apretón de manos:

1. Cuando uno está comiendo en algún restaurante y un conocido pasa por la mesa a saludar (esto les encanta a los gerentes, no entiendo por qué). Gracias a Dios vi la forma educada de dar la mano en estos casos y es de la siguiente manera: le extiendes tu antebrazo y el susodicho debe darte el apretón ahí. Eso me ha ahorrado muchas idas al baño hasta ahora -o bueno, a mi papá porque yo ni siquiera los volteo a ver para que ni se les ocurra-.

2. Cuando, siendo hombre, sales del baño y olvidaste lavarte las manos. ¡Lo peor es cuando alguien se da cuenta de que no lo hicieron! Yo sé que en esta situación es culpa de uno mismo, pero si alguna vez les sucede esto, por favor absténganse de comenzar o responder este acto.

3. Cuando alguien, como yo, es víctima de una enfermedad que puede contagiarse por fluidos corporales. Vamos, con que yo me estornude en la mano o me suene, tendrán los bichos suficientes para contagiarse. Y se verá algo así:


¿Y qué decir de los saludos secretos o especiales? Yo nunca les he agarrado la onda. Nunca he podido dar la mano y luego tronar los dedos, se me hacen bolas. O típicos saludos que más de alguno de ustedes inventó en la pubertad con sus amigos que hasta incluían saltos y golpes con las caderas.

En fin, encontré un diagrama con saludos de mano que no necesariamente implican un contacto con la otra persona, por si quieren ponerlos en práctica la próxima vez.


Eso sí, puedo pasar por alto todo lo que he mencionado hasta ahorita, a excepción de las situaciones donde el apretón de manos se combina con el "beso" en la mejilla. Es estresante ese milisegundo donde la persona a la que saludas te acerca su mano pero también todo su cuerpo, lo cual no deja salida a ninguna otra opción más que hacer las dos cosas.


Así que la próxima vez, decidan qué quieren. Si mano o beso, no más.

Pero bueno, si Superman y Batman pueden darse un buen apretón de manos, no veo por qué nosotros tampoco :) ¡Buena semana de Pascua!


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