domingo, 16 de mayo de 2010

La maldición del iPod

Varios acontecimientos me han llevado al fatídico punto de no tener mi reproductor de MP3 a la mano en horas de manejo. Primero el haber chocado mi camioneta, que llevó a que mi papá decidiera venderla y pasarme, entonces, el nunca despreciable modelo de los años 90 que fue mi leal compañero desde el comienzo de mi carrera -ahora ya soy toda una licenciada, así que hagan cuentas-. Este suceso quizá no suene tan mal al comienzo pero dado el caso de que el tomacorriente (o el cuasi-encendedor) del coche estaba un tanto "roto", mi adaptador para escuchar iPod pasó a servir para tres cosas...

1. Como almohada provisional para mi perra Klodia:


2. Como pasador de cabello:


3. O como porta-cigarros (aunque este último me da un poco de pereza y no quiero fomentar el vicio)... Bueno, quizá entonces como una de esas cosas que atoran las puertas -no sé cómo se llaman).


No me lo tomé tan a pecho. Decidí comprar un barato y "retro" adaptador de cassette (y miren que aquí se puede usar desde un Walkman -valga la redundancia y estupidez- hasta un celular). Por cierto... necesito sacar de mi pecho el trabajo que me costó conseguir un cassette virgen para hacer un Mix Tape muy a lo Old School. Sí, quizá no busqué en el lugar correcto las primeras 8 veces pero ¡vamos! Es como para que lo hubieran vendido en todos lados. Esto me hizo pensar en la posibilidad de comprar varios y tenerlos como stash porque van que vuelan a volverse obsoletos (eso dicen porque ahora resulta que es lo más fashion tener una tornamesa para reproducir discos viniles).

Bueno, regresando al punto. Compré el dichoso adaptador y ahora el problema resultó ser mi reproductor en sí. ¡El maldito no se carga ni aunque lo deje tres horas pegado a la lap! ¿Alguien puede explicarme esto? En fin... este último incidente, que aún no logro resolver, me llevó a pensar que, quizá, fuerzas divinas querían que escuchara la radio local (cosa que me encontraba renuente a hacer porque no hay cosa que más me desespere que andar estación por estación buscando alguna canción que me guste y que no sea banda). Pues les tengo una noticia: resultó ser una grata sorpresa. Una, he dicho. Porque de todas las estaciones, sólo UNA me gustó. Mi primer acercamiento a su programación fue al escuchar "la hora naca" donde pasaron canciones que hubiera preferido no saber de su existencia pero que me pusieron muy de buenas (recuerdo que llegué a mi acto académico y ni la toga, ni parecer Harry Potter, me bajó el ánimo).

Así que la próxima vez que vayan en su carro consideren la opción de escuchar radio nacional, hay estaciones que valen bastante la pena y tienen una selección de música muy amplia e interesante. Sirve que nos enseñan nuevas propuestas que nos pueden gustar y nos sacan de la monotonía de nuestra misma música :)

¡Un abrazo a todos!

NOTA: Esta entrada la tenía guardada desde hace tiempo, como pueden percatarse me gradué en diciembre... así que tenía alrededor de cinco meses guardada y yo ni en cuenta.

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